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Sostenibilidad en cultivos con el uso de Horti Organic como fertilizante

Sostenibilidad en cultivos con el uso de Horti Organic como fertilizante

La agricultura ha sido un pilar fundamental en el desarrollo de las comunidades, permitiendo la producción de alimentos, fibras y otros recursos esenciales para la humanidad. Sin embargo, su evolución ha traído consigo la modificación de ecosistemas naturales en agroecosistemas, los cuales presentan características intermedias entre los sistemas naturales y los industriales (Odum, 1984). Esta transformación, junto con prácticas agrícolas intensivas como la labranza excesiva y el uso de agroquímicos, ha generado graves consecuencias en la biodiversidad, el suelo y los ecosistemas, comprometiendo la sostenibilidad y exacerbando los efectos del cambio climático.

El cambio climático, impulsado por la acumulación de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O) (Costa Posada, C., 2007; González, E. et al., 2003), ha generado impactos negativos en la agricultura y la ganadería. Fenómenos como sequías, heladas, inundaciones y tormentas de granizo afectan la productividad agrícola, incrementan los costos de producción y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de muchas comunidades (González E. et al., 2003; Kim, n.d.; Scialabba & Müller-Lindenlauf, 2010).
A nivel ambiental, la falta de adaptación a estas nuevas condiciones ha ocasionado la pérdida de suelos fértiles, la migración de plagas y la alteración de ecosistemas, reduciendo la productividad agrícola a largo plazo (Nardone, et al., 2010).

En muchos casos, la degradación del suelo se debe a la disminución de su contenido de materia orgánica, lo que afecta su estructura, capacidad de retención de agua y fertilidad.

Frente a esta problemática, es imprescindible una transición hacia prácticas agrícolas más sostenibles, priorizando el uso de fertilizantes orgánicos de alta calidad con trazabilidad y eficiencia comprobada. En este contexto, el humus sólido surge como una alternativa clave para regenerar los suelos degradados por cultivos intensivos y el cambio climático. Este abono orgánico aporta nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, regula el pH y contribuye a la recarbonización del suelo, favoreciendo la seguridad alimentaria y la resiliencia climática.

La reducción del uso de fertilizantes químicos derivados del petróleo no solo minimiza la contaminación de acuíferos y suelos, sino que también evita la acumulación de compuestos perjudiciales como óxidos nitrogenados y amoníaco, los cuales afectan la calidad del aire y el crecimiento vegetal. A diferencia de los fertilizantes sintéticos, los abonos orgánicos no generan residuos tóxicos, protegen la microfauna del suelo y mantienen su estructura y fertilidad a largo plazo.

Además, la correcta elección de biofertilizantes es crucial. Los abonos obtenidos a partir de compostaje pueden tardar en madurar hasta un año y, si se aplican antes de tiempo, pueden resultar tóxicos para los cultivos (Zucconi, 1985; Varnero, 2007). En este sentido, el humus de lombriz se posiciona como una alternativa eficiente, ya que acelera el proceso de descomposición, garantiza una fertilización equilibrada y aporta un alto valor ambiental mediante la revalorización de residuos orgánicos.

En conclusión, la sostenibilidad en la agricultura requiere la adopción de insumos y prácticas que garanticen la regeneración del suelo y reduzcan el impacto ambiental. El uso de fertilizantes orgánicos como el humus de lombriz no solo optimiza la productividad de los cultivos, sino que también contribuye a la mitigación del cambio climático, protegiendo los ecosistemas y asegurando un futuro más sostenible para la producción agrícola.

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